Un policía empuña un arma mientras avanza entre los escombros de una casa. No busca terroristas ni delincuentes. Su misión es asegurarse de que, tras la orden de desalojo, los residentes hayan abandonado su hogar: no habían pagado la hipoteca. Consecuencias de la crisis económica en Estados Unidos. Esta fotografía, tomada por Anthony Suau para la revista Time, ha ganado el primer premio del concurso World Press Photo, los Óscars del fotoperiodismo que otorga la histórica fundación creada en Holanda en 1955.
La muestra World Press Photo, un repaso a la actualidad con imágenes realmente cruentas, que cada año ven dos millones de espectadores en 95 ciudades de todo el globo, aterriza en el CCCB hasta el 13 de diciembre. Si el año pasado recibió más de 35.000 visitantes en poco más de un mes, en 2009 espera repetir el mismo éxito aunque, por primera vez, la exposición sea de pago (4,50 euros). Cosas de la crisis: este año, la fundación Photographic Social Vision no ha encontrado patrocinadores para la exposición. «Sabemos que asumimos un riesgo con la venta de entradas pero como la exposición ya está consolidada, esperamos repetir los mismos números, o incluso superarlos, que los otros años», reconoce Silvia Omedes, directora de Photographic Social Vision, la fundación sin ánimo de lucro que trae anualmente el World Press Photo a Barcelona.
Entre los 62 fotógrafos premiados, sólo hay un nombre español: Pep Bonet, que viajó a Honduras para realizar un reportaje sobre los transexuales que ejercen la prostitución. Sus fotografías muestran una realidad desagradable al acomodado ojo de la clase media occidental. Más desagradables resultan aún los conflictos lejanos, que nadie quiere ver. Pero en World Press Photo son como un derechazo a la mandíbula: el hombre que llora desconsolado mientras se aferra al cadáver de su hermano con el telón de fondo de una casa en llamas, fruto de un bombardeo en Gori (Georgia); el rostro sin vida de un joven sepultado entre los escombros del terremoto de Beichuan (China) o la matanza indiscriminada en una estación de tren de la India, con muertos en el andén, en medio de charcos de sangre.
Pero también hay imágenes amables: el siempre sonriente Obama de campaña (haciendo gimnasia todo trajeado antes de un mitin), paisajes de ensueño en China, las casas de los gitanos ricos de Rumanía y Moldavia (una pura horterada de colores pastel, el colmo de lo kitsch); o una modelo a la carrera durante la semana de la moda de Nueva Delhi…
Comentarios
Publicar un comentario