El adiós de Santorum hace unos días dejó claro que será Romney quien se mida con Obama a principios de noviembre. Pero eso no ha importado a este californiano que desveló su homosexualidad en 2008 y acto seguido anunció su intención de presentar su candidatura a la Presidencia. «Mis amigos y mi familia siempre supieron que era gay», explica a Desde Beverly Hills, «pero nunca lo dije en público porque me movía en círculos republicanos y no todos mis colegas eran tan comprensivos».
Karger fue consultor político durante tres décadas y ha trabajado en nueve campañas presidenciales, entre ellas las de Gerald Ford, Ronald Reagan y George Bush padre. «Mis padres eran republicanos moderados y me llevaban con ellos a hacer campaña con apenas siete años», recuerda lamentándose de lo mucho que ha cambiado el partido de Lincoln. «Aquellos eran unos republicanos muy distintos», explica, «un partido abierto a los jóvenes y a las minorías. Luego todo cambió y muchos republicanos centristas se dieron de baja».
A Karger le hace sufrir la deriva de su partido pero insiste en que no abandonará. Lleva 26 meses en campaña y dice que sus eventos le han enseñado que los votantes republicanos son más tolerantes que sus líderes. «Alguno me ha cerrado la puerta en las narices, pero he conocido a personas encantadoras y la dirección del partido me ha animado a proseguir con mi campaña».
Eso no quiere decir que Karger no haya sufrido algunos reveses durante la campaña. Los responsables del influyente grupo conservador CPAC se negaron a dejarle hablar en su encuentro anual y no logró aparecer en ninguno de los debates televisados. ¿Le cuesta más ser republicano entre los gays o gay entre los republicanos? «Es difícil responder porque ambas cosas son muy difíciles», sopesa, «supongo que personalmente me duele más la incomprensión de los republicanos porque llevo 35 años trabajando por el partido. Pero tampoco es fácil explicar mis convenciones a mis amigos homosexuales».
Karger está a favor del aborto y del matrimonio homosexual. Pero en asuntos económicos sus postulados son muy conservadores y defiende la pena de muerte y el derecho a llevar armas de fuego. «Si yo fuera presidente», fantasea, «lo primero que haría sería convocar a los demócratas a un gran acuerdo para crear empleo. Es lo que habría hecho mi héroe, Ronald Reagan».
A Karger le preocupa la posibilidad de un presidente Romney por sus postulados sociales y su condición de mormón, que le obligaría a obedecer al líder de su iglesia. Pero ni siquiera eso le haría cambiarse de partido: «Tengo 62 años y prefiero luchar por cambiar a los republicanos. Me lo planteo como una misión y por ahora no me rindo».
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