El robot flexible que se mueve por si mismo

Científicos construyen un robot flexible de Origami que puede moverse por si mismo.

A diferencia de los robots convencionales, los robots blandos como este imitan la forma en que los organismos vivos se mueven y se adaptan a su entorno.


Los robots blandos como el anterior (que no forma parte del estudio actual) pueden imitar la forma en que los organismos vivos se mueven y se adaptan de una manera que los robots rígidos no pueden.

Los investigadores no solo han creado un robot blando y flexible que es capaz de responder a su entorno por sí mismo: lo hicieron utilizando el antiguo arte del origami.

Si bien ha habido algunos avances recientes, ha sido difícil para los científicos fabricar robots blandos, construidos con materiales compatibles, similares a la estructura de los organismos vivos, que pueden interactuar con su entorno.

Los robots duros tradicionales siempre han sido capaces de hacerlo porque su construcción les permite tener unidades centrales de procesamiento y componentes electrónicos asociados con la toma de decisiones. Los robots blandos, por otro lado, no tienen esa ventaja.

Pero un nuevo experimento nos ha dado un robot blando que puede reaccionar a su entorno.

En este caso, los investigadores construyeron un robot blando que fue capaz de transformar una señal ambiental (humedad) en una señal mecánica (expansión y contracción) para el robot. En otras palabras, cuando la humedad cambió, el robot se movió.

En un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias el 18 de junio, el equipo de investigación explicó cómo su robot blando, gracias a su lámina doblada de polipropileno (un polímero reactivo a la humedad), cambió de forma y se movió en función de la humedad en El aire:

Los investigadores descubrieron que después de doblar la lámina de polipropileno (que, a diferencia del papel, puede absorber agua sin perder su forma), se encoge cuando se expone a la humedad y se hincha cuando disminuye la humedad. En este caso, doblaron la hoja en una forma de origami llamada "bomba de agua".

Estos resultados podrían conducir a grandes cambios en la forma en que los robots fabricados con materiales receptivos pueden ayudar a la humanidad.

"Durante aproximadamente la última década, hemos estado interesados ​​en materiales receptivos, como músculos y actuadores artificiales", dijo el Dr. Richard Vaia a All That's Interesting.

Vaia es el Director Técnico de la División de Materiales Funcionales en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y el hombre que dirigió el estudio. "Es la combinación de forma y diseño lo que conduce a una función óptima", agregó.


Si podemos construir robots que tengan capacidades reactivas y de toma de decisiones en formas blandas y flexibles, ese sería un diseño óptimo.

Mientras que los robots duros más exitosos son mecánicamente lo suficientemente robustos para soportar un sistema de inteligencia integrado en ellos (un buen ejemplo es el rover Curiosity de la NASA, que explora y hace evaluaciones en Marte), los robots blandos tienen un valor adicional porque imitan la forma en que los organismos vivos moverse y adaptarse a su entorno. Esto significa que pueden ayudar con procesos como cirugía, respuesta a desastres y rehabilitación humana.

En el caso de este nuevo estudio, los investigadores buscaron inspiración en los organismos vivos cuando diseñaron sus robots. En particular, observaron a los pulpos, que tienen sistemas nerviosos distribuidos en sus extremidades que pueden llevar señales al cerebro y pueden actuar de manera refleja.

Si podemos construir robots cada vez más sofisticados que puedan hacer esas cosas, podría abrir nuevas puertas para la humanidad.

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