Los líos de familia pasan factura.

La infanta Elena (47 años), la principal damnificada de los últimos movimientos producidos en Zarzuela, ha pasado estos días de puente en Madrid. Apenas se la ve últimamente y se prodiga poco en actos públicos. «Pasa mucho tiempo en fincas de amigos. Sobre todo los fines de semana. También está mucho con su padre. Son muy afines y se ha convertido en su principal apoyo en estos tiempos tan difíciles para don Juan Carlos», comenta un amigo de la infanta que conoce bien a la primogénita del rey.

Al parecer, según revela este amigo, desde que comenzó a reducirse el número de actos oficiales en los que participa (43 actos en 2008, 31 en 2011), el tren de vida de la infanta ha bajado: «La verdad es que últimamente va más justa de presupuesto. Y se le nota sobre todo en la hípica. Dicen que le han dejado de sufragar el camión donde transportaba los caballos -ahora lo comparte- y le han traspasado los gastos de mantenimiento de los equinos. También se han reducido el número de clases preparatorias y entrenamientos que recibía. Es una afición cara».

Lo cierto es que el descenso de su presencia en la agenda de Casa Real podría afectar considerablemente a los ingresos de la infanta Elena que, como ya publicaba este suplemento, cobra por cada uno de los actos oficiales en los que participa. «Si le privan de esa fuente de ingresos, sólo contará con el sueldo que percibe de la fundación Mapfre», donde trabaja como directora de proyectos sociales y culturales.

Precisamente, este miércoles trascendió que la infanta había pasado tres días en Ecuador con esta entidad, una de sus escasas inclusiones en el cuché en las últimas semanas. Según se ha publicado, el salario de la infanta en la entidad rondaría los 150.000 euros brutos, un sueldo considerable pero insuficiente para afrontar algunos gastos, como pueden ser los derivados de su afición a la equitación. Pero parece que en el futuro la infanta tendrá que conformarse.

El miércoles, un malentendido provocó que muchos medios publicaran que se excluiría a las infantas de la Familia Real. Al día siguiente, Casa Real se vio obligada a matizar. «La composición de la Familia Real española viene definida en el Real Decreto 2917/1981, de 27 de noviembre, por el que se establece el Registro Civil de la Familia Real ["en él se inscribirán los nacimientos, matrimonios y defunciones que afecten al rey de España, su augusta consorte, sus ascendentes de primer grado, sus descendientes y al príncipe heredero de la Corona"]. Las informaciones y comentarios que, desde esta unidad, se efectuaron a algunos medios sobre el número de actividades oficiales realizadas en los últimos años por los diferentes componentes de la Familia Real, nada tienen que ver con su pertenencia a la misma».

Sin embargo, el comunicado no evitó comentarios sobre el trato dado a la infanta Elena, la primogénita -relegada del trono por ser mujer- de los reyes de España y que, de momento, no sólo no se ha visto implicada en ningún proceso judicial, sino que también en 2008 vio cómo su padre le obligaba a disolver Global Cinoscéfalos, una sociedad limitada con un capital social de 3.600 euros en la que la infanta Elena aparecía como propietaria. Zarzuela había aprendido la lección del Instituto Nóos pues la infanta Cristina, hermana de doña Elena, se ha visto salpicada por la investigación del juez José Castro, ya que figura como secretaria de Aizoon, una empresa a la que Nóos desvió fondos. Evidentemente, los Palma se verán también afectados por la medida. En 2008, Cristina e Iñaki participaron en 39 y 22 actos respectivamente. En 2011 apenas presidieron 21 y 6.

Lo que concuerda con la preocupación expresada por la infanta Elena en las últimas semanas: «Voy más justa últimamente». Por ahora, se resigna. Su próximo acto, el miércoles.

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