Los dioses jamás responden de sus actos

Hoy la Iglesia Católica se alboroza. Se ha descubierto una nueva partícula, conocida popularmente como la partícula de Dios. La Iglesia, por boca del presidente de su Pontificia Academia de Ciencias, mantiene, sin dar prueba alguna, que esa partícula es creada y destruida por Dios cada billonésima de billonésima de segundo, que es lo que dura. En casi todas las leyendas creadas por el ser humano a su imagen y semejanza, los dioses, esos seres que no responden jamás de sus actos, crean el mundo a partir del agua, del aire o de la nada.

El mundo es materia; y es energía, que es la materia en movimiento o la transmisión del movimiento de la materia a grandes distancias mediante excitaciones de los campos que esa materia genera. Pero, ¿qué es la materia? Si la energía se propaga mediante ondulaciones de campos que no se mueven, si esa propagación se realiza a la velocidad de la luz, la energía no resiste el ponerse en movimiento. Pero la materia sí lo hace. Para mover materia se necesitan los campos y los campos la mueven con aceleraciones menores que infinito, de hecho con aceleraciones más bien pequeñas, incluso en el LHC de Ginebra donde se ha encontrado lo que hemos llamado bosón de Higgs o higgs.

El higgs es la excitación de un campo que tiene su mismo nombre. Imaginen que el campo es la superficie de un estanque lisa como un espejo, y una onda en él, la excitación. A la dificultad para moverse la denominamos masa y es la interacción de la partícula con el higgs lo que crea la masa. Esta creación, la creación de la materia (pues no concebimos materia sin masa), es lo que ha generado el popular apodo de partícula de Dios asignado al higgs. Pero miremos más profundamente: se dice que se ha encontrado el higgs porque se ha detectado en los experimentos una partícula con masa de 125.3 gigaelectronvoltios (GeV). 

Luego el higgs tiene masa (¡mucha!). Pero según el modelo estándar, la masa la crea el higgs. Puesto que el higgs tiene masa y la masa la crea el propio bosón, el higgs se crea a sí mismo. Ésta es la definición más antigua de los dioses: «Yo soy el que soy», yo me defino a mí mismo. El higgs es pues, desde la ciencia, no la partícula de dios, sino la partícula dios: la partícula creadora, de sí misma y de todo lo demás.

Antonio Ruiz de Elvira es catedrático de Física en la Universidad de Alcalá.

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