Muchos sostienen que la moda le trae al fresco a la Princesa de Asturias. Yo pienso que algo le interesará, ya que no existe una sola mujer, al menos que sea una monja jansenista, que no siga con interés cada temporada las propuestas de París, Milán o Nueva York.
Sea cual sea la verdad, hay que reconocer que está siempre impecable con sus conjuntos firmados por Felipe Varela, sobre todo este otoño cuando su estilo, uno sobrio alegrado por toques femeninos, parece haberse definido por fin. Cuentan que media población femenina ha corrido a las tiendas esta semana a comprarse las ajustadas rebecas que llevó para su visita a Ifema o para sus audiencias más recientes en el palacio de la Zarzuela.
Hay que reconocer que la labor que esta haciendo Doña Letizia por la moda española es encomiable, sobre todo en verano cuando combina sus Varela con el prêt-à-porter de marcas como Adolfo Domínguez, Mango o Armand Basi.
Y, aunque no me entusiasman sus zapatos de plataforma y peep toes que bauticé letizias y varios imitadores convirtieron en letizios, debo decir que comprendo que la revista Vanity Fair que dirige Graydon Carter la incluyese en su Hall of Fame hace tres meses.
Por eso no entiendo como una mujer ávida de fama a la que no nombraré, el colmo del arribismo y la cursilería, diga públicamente que la Princesa de Asturias parece un avestruz. Sobre todo, cuando los excesos sartoriales de este personaje nos recuerdan siempre a La Loca de Chaillot de Jean Girodoux, pero en versión drag. Tiene suerte de vivir en el siglo XXI y no en el XVI cuando la habrían ajusticiado por lesa majestad o marcado con la flor de Lis como a Milady De Winter o Jeanne de LaMotte-Valois, la del affaire del collar.
Cuentan que Doña Letizia ha recibido esta semana un libro editado a la mayor gloria de la Asociación de Creadores de Moda de España (Acme), colectivo subvencionado muy generosamente hasta hace muy poco por la Comunidad de Madrid. Lleva por título Geografía de la moda española y me imagino que la Princesa se quedará algo extrañada al hojearlo, ya que sus dos couturiers favoritos, Lorenzo Caprile y Felipe Varela no vienen en este atlas. Como tampoco ninguna de sus marcas veraniegas habituales, Domínguez, Basi y Mango o grandes nombres internacionales como Purificación García, Custo Dalmau, Hannibal Laguna y Josep Font, único español presente en la Semana de la Haute Couture de París.
Los sombreros y tocados que crea el peluquero de políticas y actrices fueron los más espectaculares de la boda de Myriam García Yébenes. La empresa de Fuensanta Más y Mayte Fernández Ordás nos sorprende siempre con la decoración y el arte floral que realizan para las bodas. La última en el Soto de Mozanaque inspirada en una antigua toile de Jouy, fue espectacular.
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